La vuelta de Nico

Es verde (encima), dibujado a rotulador en una hoja cuadriculada y hasta con poca gracia. Cualquier meme de Trump tiene más puntos a la salida que este Nico y su maletín de Adidas.

Le acompaña el siguiente texto: “Por si podéis reenviar. Una profe está haciendo un experimento con sus alumnos de 3º de ESO para que tomen conciencia de la rapidez con la que se difunden las imágenes sin poder controlarlas”.

Pero ¿cómo es posible que este invento haya “viralizado”? El Santo Grial de la publicidad moderna lanzado al espacio virtual desde un aula de críos de 14 y 15 años.

Seguro que la idea de Esmeralda (así se llama la profesora) no era salir mucho más allá de Torrejón. Es lo que se llama entorno cerrado.

En un entorno cerrado es relativamente fácil conseguir una cierta notoriedad si tienes elementos para ello:

  • Un entorno de compartición de mensajes seguro (al menos aparentemente)
  • Un grupo humano de características e intereses similares que sea activo en redes sociales: los alumnos del IES


La idea del experimento es ir contra lo de “aparentemente” seguro de ese entorno de compartición de mensajes. Los chavales comparten casi cualquier cosa en sus gestores de redes más fieles: snapchat y whatsapp. A nadie se le ocurrió compartir a Nico en Instagram. De Facebook y Twitter mejor no hablamos. Con 15 años ni saben lo que es eso. A través de facebook lo compartió la profesora en su cuenta personal.

Nico partió en whatsapp y a través de grupos, supongo que de chavales. De ahí saltó la barrera y llegó a los departamentos que la prensa tiene ahora para “detectar” contenidos posiblemente “viralizables”.

Nunca sabremos si el Heraldo fue el primero en publicarlo pero sí se sabe que fue el primero en recibir la llamada de Esmeralda para confirmar que se trataba de un experimento real. La mañana del mismo miércoles 28 a las pocas horas de su lanzamiento.

Confirmada la veracidad, Nico aparece en las Noticias de la Cadena Cuatro a las 14:38 y en el Telediario de Antena3 a las 15:20 del mismo miércoles. A la mañana siguiente, la Policía Nacional (@policia) y la Guardia Civil (@guardiacivil) se suman a la fiesta a través de twitter; lógico teniendo en cuenta que está muy alineado con las campañas que vienen realizando con chavales de esas edades por toda España y el impacto que estaba alcanzando.

Tal explosión hará que Esmeralda no tenga claro si el experimento ha funcionado

El peligro de compartir una foto a través de las redes es el de que pierdes el control de su distribución en el momento en que pulsas enviar. Obviamente, si se trata de la foto de un bicho verde dibujado en una hoja de papel las posibilidades de que se comparta son aún mayores. Mayores que las que tienen los contenidos que realmente comparten los menores a través de sus teléfonos y aparentemente sólo entre ellos.

Que Nico haya sido la bomba porque salió en el telediario es la excusa tonta. Cualquier internauta pierde el control sobre la distribución de cualquier tipo de contenido por muy seguras que perciba esas redes a través de las que, en teoría, comparte.

A lo que íbamos, ¿qué podemos sacar nosotros de provecho de este experimento?

Pues, como digo, poco porque ha muerto de éxito. Pero sí podemos tratar de entender cómo viralizan esos otros contenidos; los que no son tan inocuos ni tienen el color esperanza de Nico.

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