La paradoja de la gratuidad

Eso hace un daño terrible a las empresas que se dedican a crear contenidos (en general, y muy particularmente, a las que se dedican a crear contenidos para internet) porque la gente no se ha acostumbrado a pagar por ello. De hecho, a día de hoy nadie ‘conoce’ un sistema válido, sostenible, eficaz y multiidioma que permita, precisamente, eso: pagar.

La idea ‘desviada’ de que en la red es todo gratis afecta a la gente que solo busca tener, incluso, simple presencia. Varios párrafos de texto y unas fotos de tí o de tu local comercial para Google Places.

Evidentemente, puedes escribir lo que quieras como te parezca, incluso con faltas de ortografía… y usar fotos que puedas sacar tú con tu móvil o con la cámara reflex de un amigo; que ‘salen’ mucho mejor.

A nadie se le ocurriría utilizar ese material en un catálogo (1000 catálogos) impreso; que viene costando 400-500€. Entonces sí… se busca un fotografo para las fotos (y se le paga) y se busca un escritor para los textos (y se le paga) y un maquetador para el arte finalista (y se le paga); y esos 1000 catálogos pasan de costar 400 a costar 800 y todo el mundo lo ve ‘normal’.

Existe esa identificación con el hecho físico de poder sostener en la mano el objeto por el que se ha pagado. Y a ese coste se le puede sumar, perfectamente, el coste de los ‘intangibles’ que pueda contener: calidad, usabilidad, manejabilidad, inteligibilidad.

En internet, esa calidad ni siquiera se percibe. ¿Cómo se puede explicar esto a alguien que no lo tiene presente?

Zara invierte el doble en los contenidos de su tienda on-line que en el mantenimiento informático de la misma. Si el mantenimiento de su web le cuesta 5.000, las fotos, los textos, los videos, las infografías… cuestan 10.000. ESTO NO ES GRATIS!

Idealista.com creó un estandar web para inmobiliarias. Pulió hasta el extremo todos los sistemas de comunicación entre usuarios, particulares y profesionales con su plataforma y, a través de esa plataforma, entre todos ellos. Pero eso no lo hizo Jesús Encinar en su casa los fines de semana. Para eso se contrató a un equipo de profesionales que cobraron lo que tenían que cobrar por el magnífico trabajo que hicieron. Y lo hicieron estudiando muy bien a su competencia que tenía equipos distintos contratados para lo mismo; lo que pudieron mejorar, lo mejoraron, y lo que no pudieron mejorar, lo copiaron… directamente. ESTO NO ES GRATIS!

¿Cómo se entiende que, después, los vendedores utilicen fotografías tan penosas de los pisos que anuncian en idealista? ¿Cómo es posible que los textos sean incongruentes, inexactos, engañosos e, incluso, tengan faltas de ortografía y/o de sintaxis?

Porque es que, además, ‘estar’ en idealista TAMPOCO ES GRATIS!

1 Comment

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¿Cómo me pruebo unos zapatos en una tienda on-line? « artabria comunicaciónreply
6 marzo, 2013 at 10:21 am

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[…] otro lado, nos enfrentamos permanentemente a la paradoja de la ‘gratuidad’. Internet es gratis. Todo en él es gratis o hay herramientas que permiten conseguir absolutamente […]

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